¿Cuál es el personaje con el que más te identificas?

lunes, 24 de septiembre de 2012

· Capítulo 6: Herida abierta. [Segunda parte.]

   
   
   
   [ First to the year - Equinox. (Skrillex)]
   [ Right in - Skrillex ]
   [Snuff - Slipknot.]
   [Wait and Bleed - Slipknot.]
   [Vermilion - Slipknot]
   
   
   Salté de la mesa en cuanto Dave salió de la habitación, pero para cuando me asomé por la enorme puerta de madera oscura, él ya no estaba.
   
   Le llamé (a gritos) hasta que Celine me reprendió por el escándalo que estaba montando. Lo busqué, ahora en silencio, por toda la casa. Salí al jardín, incluso me acerqué a hurtadillas al borde del bosque. Pregunté a todos los sirvientes que me encontraba, ignorando sus miradas curiosas al estar tan ansiosa. Hice caso omiso del dolor palpitante que se apropiaba de mi tobillo, e incluso hice que När me acompañara y me ayudara a buscar a Dave.
   
   ¿Que por qué me tomé tantas molestias? Bueno.. Aparte de Mady, él era uno de mis únicos amigos. Y, más importante ahora que no estaba con todos los demás. Estaba sola en aquella mansión, demasiado grande para siquiera sentirme cómoda en ella. Lo necesitaba, de la misma forma que necesitaba a Ron, Alex y a Nïrell para respirar. 
   
   När y yo nos encontrábamos en uno de los grandes pasillos principales que partían por la mitad la enorme mansión, y llevaba hacia la pequeña plaza que se encontraba en el centro de ella. Aunque no debería referirme a ella como 'pequeña', ahora que lo pienso. Sólo aquella plaza era más grande que mi casa anterior. 
   
   Los dos aportábamos ideas y comentarios en el momento oportuno, pero mientras caminábamos de un lado a otro, buscando al dichoso Dave, compartíamos un cómodo silencio, que me dejaba tiempo para pensar. 

   En algún momento incierto de la tarde, había apoyado una de mis manos en uno de sus blandos, delgados (pero firmes, muy firmes) brazos, ya que el dolor del pie me estaba matando. Sé que es era una tontería seguir buscando a pesar del dolor, pero no podía aguantar un día más encerrada en esa habitación. No podía. Creo que När lo sabía, y por eso no me había mandado allí, puesto que seguro Nathaniel había dado órdenes de tenerme en esa asquerosa jaula de oro. 
   
   Estaba tan habitada a aquel silencio amistoso, que me sorprendió un poco cuando me habló, con esa voz cadenciosa y suave: 
   
   --- ¿Durmió bien con el señor, señorita Nouva?
   
   Alcé la mirada, con los ojos como platos. A medida que mi mente iba analizando esas palabras una a una, el grado de color que aparecía en mis mejillas era cada vez mejor. Me ardía la cara, el cuello y las orejas. Pero, lo que más me sobrepasaba, era aquella vergüenza que me atenazaba la garganta y no me permitía hablar. 
   
   När esbozó una sonrisa tranquilizadora que a mí no me tranquilizó lo más mínimo, y yo, en vez de devolvérsela como pudiera, clavé mi mirada en el suelo y no volví a levantar la cabeza. No podía mirarle. No podía. 
   
   --- Y-yo.. ¿C-cómo es q-q-que ust..? 
   
   --- Señorita --- Me interrumpió suavemente, poniendo una mano sobre la que yo tenía en su brazo. Sentí su mirada en el rostro, pero yo seguí con los ojos clavados en el suelo. No exageraría al decir que, en esos momentos, sentías deseos de morir. --- Señorita.. ¿Por qué este cambio de actitud? ¿Por qué es un tema tabú el hablar de el señor con usted? A mi me parece una cosa bastante.. tierna, si me permite decirlo. 
   
   Alcé un poco la mirada, escondiéndome detrás de mis propias pestañas. Fruncí un poco el ceño. 
   
   --- Además --- Siguió När. Su mano, ligeramente fría y de piel suave, me resultaba tranquilizante.--- El señor necesita que le de de su luz, señorita. Ahora él está carcomido por la sombras, y no tiene a Violetta para que lo purgue. 
   
   Si quería que me volviera a abrir a la conversación captando mi atención, lo consiguió. 
   
   --- ¿Sombras? ¿Él no puede defenderse de ellas? --- Pregunté, algo sorprendida. 
   
   El defenderme de las sombras, después de mi partida, se había hecho tan fácil como respirar. Tenía recaídas, como es lógico, en las que ellas me mantenían retenida hasta que podía hacerles frente de nuevo, pero ya nunca me hacía daño. Ya nunca se acercaban tanto como para hacerme olvidar qué es la felicidad, y la idea de que él no pudiera defenderse de ellas me era extraña. Era como si tú, en tus plenas capacidades cerebrales, no pudieras andar.
   
   När negó con la cabeza lentamente, mirando al frente. 
   
   --- Señorita, las sombras sólo atacan a las personas que son como usted, o como Violetta. Ellas siquiera se acercan a las personas que no poseen vuestras características. Un ejemplo de esto soy yo mismo. --- Me lanzó una mirada suave, cargada de razón. 
   
   Miles de preguntas se formularon en mi mente, y otras tantas que ya tenía de mi niñez y que nadie me había sabido contestar. 
   
   --- ¿Por qué? ¿Por qué sólo me atacan a nana y a mí? ¿Y, entonces, porqué atacan a Nathaniel, si él no es como nana ni yo?
   
   När paró frente a uno de los grandes ventanales que poblaban una de las paredes del extenso pasillo. Estaba abierto, y las cortinas, blanquecinas flotaban en una danza dulce, lenta y encantadora al son de la brisa, que entraba por ella. Las vistas eran preciosas, y por un momento, el bosque se podía ver desde allí arriba me distrajo de la enorme curiosidad que me embargaba. 
   
   --- Señorita, explicar esas cuestiones es labor de el señor Laestrhän, no tengo derecho a explicarle nada de eso. --- Dijo, con la vista clavada, como yo, en el precioso bosque. Las montañas blanquecinas, algo emborronadas por la lejanía, brillaban débilmente al estar plenamente iluminadas con el sol de la tarde, haciendo que todo lo demás brillara a su vez. El efecto hacía parecer como si todo el paisaje estuviera cubierto de rocío, y la luz del sol hiciera resplandecer éste bajo su calor. Sus ojos brillaron. 
   
   En cuanto entendí su negativa, lo miré con el ceño fruncido. 
   
   --- Pero yo quie.. 
   
   --- No, nada de peticiones. --- Me cortó abruptamente, con una sonrisa delgada. Puso su brazo en jarra, para que yo se lo agarrara de nuevo. 
   
   --- Pero När, yo.. 
   
   --- Lo único que le puedo explicar por ahora, señorita, es que el señor necesita de usted para sentirse.. --- Paró un segundo, con aire pensativo.--- ¿Cómo decirlo..? Para sentirse vivo. --- Volvió ha hacer una pausa, esta vez con el ceño fruncido.--- No, más bien sería como.. Él ahora mismo se siente como tú te sentirías al no haber aprendido nada sobre supervivencia contra sombras. Ellas le atacan con las mismas pesadillas que tú sufrías de pequeña, con los mismos malos recuerdos, las mismas malas experiencias. Sacan lo peor que posee su alma, y se lo muestran en sus momentos de más necesidad. Tú, ante eso, te defenderías, pero él no tiene la fuerza para hacerlo, ¿entiendes?
   
   ¿Qué? Me susurré a mi misma. 
   
   --- ¿Y cómo puedo ayudarlo yo? Yo no sé nada más que lo que me enseñó mi nana. 
   
   --- Nana no te enseñó nada, querida. Violetta solo sacó a relucir lo que ya estaba dentro de ti. Ella sólo te ahorró todos esos años que conllevaría el aprender esos dones por ti misma. Unos dones que Nathaniel  no posee. 
   
   --- Entonces, ¿cómo puedo ayudarlo? --- Repetí, con un tono de voz bajo. Me sentía culpable (aunque de una forma bastante poco razonable) por lo que estaba pasando Nathaniel. Al fín y al cabo, yo ya había pasado por esas cosas. 
   
   --- Bueno... --- När volvió a mirar al paisaje, con rostro serio y voz honda y susurrante. --- Déjame preguntarte una cosa, pequeña. ¿Cómo te sientes cuando Nathaniel te toca? 
   
   Bajó la vista hacia mí, con un brillo irreconocible en los ojos. 
   
   Fruncí el ceño, sin comprender. 
   
   --- ¿Tocarme? ¿A qué te refieres..? --- Susurré, con un nuevo rubor en las mejillas. 
   
   --- ¿Sabe, señorita? Nathaniel se asustó bastante cuando escapaste al bosque. Fue él el que encabezó toda la expedición cuando tus padres cesaron en el empeño y abandonaron, extenuados, tu búsqueda. Hicieron llamar a Dave para ayudar, e incluso mandó otra media docena de la servidumbre a ayudar, aunque no hizo falta pedirlo mucho. Todos notamos desaparecer parte del peso de sus hombres, y suavizar parte de la tensión de sus ojos cuando te encontró a los pies de aquel sauce. Te llevó él mismo.. --- Hizo una pausa, en la que me miró con cierto aire gracioso.--- ..en volandas hasta la casa, aunque nosotros estábamos preparados para hacerlo. Y después se pasó toda la noche a tu lado, vigilando para que no recayeras y las sombras te atacaran. Los dos días que estuviste dormida, el mantuvo una de tus manos entre las suyas. 
   
   Paró. Así, sin más. 
   
   --- ¿Y ..? 
   
   --- ¿No resulta evidente? --- Preguntó. --- Dígame. ¿No hay una diferencia, una calma mayor, cuando vuestros cuerpos mantienen un mínimo de contacto? 
   
   Pensé un momento en lo que decía, rememorando esos pequeños trozos de consciencia que pude tener entre sueño y sueño. 
   
   Bueno.. Era cierto que cuando él me tocaba, el dolor se hacía más soportable, más llevadero. E incluso creía recordar que se lo dije una vez. Asentí lentamente, aunque no convencida del todo. 
   
   --- Que él le tuviera agarrada de las manos le ayudó a conciliar el sueño, ¿verdad? --- Dijo, mirándome con un claro apremio en los ojos. 
   
   Yo no entendía nada. 
   
   --- .. Creo que sí. --- Entonces lo pensé mejor, y recordé la profunda calma que me embargó cuando se metió en la cama, y me rodeó con los brazos. Era como si estuviera dentro de una burbuja de luz, una burbuja en la que no tuviera que estar siempre concentrada en las sombras. 
   
   När pareció haber visto el brillo de la comprensión en mis ojos. Sonrió como si le hubiera tocado la lotería, y asintió. 
   
   --- Pues todo lo que siente usted, señorita, lo siente él por partida doble. --- Susurró, volviendo a mirar por el ventanal. Su voz había perdido toda felicidad; por el contrario, parecía apenada. Las palabras salieron con fluidez de sus labios: --- Es una indiscreción, y sé que él no querría que yo le confiara cosas de su vida privada, pero todo el mundo sabe de sus pesadillas. Y no me parece una casualidad que éstas remitieran a partir de su llegada. Su vida está solamente enfocada a protegerte, y seguirá haciéndolo aunque ésto signifique la destrucción de su alma, y, en la misma medida, de su vida. Usted es la que posee el control de su alma, su antheêh. 
   
   ¿Qué es un antheêh?
   
   Guardé silencio hasta que él terminó de hablar, sin poder creer lo que escuchaba. 
   
   --- .. Vaya. --- Susurré, con la garganta seca. 
   
   No podía creer que alguien sufriera lo mismo que yo. Y mucho menos, que ese alguien fuera .. él. 
   
   --- Si, vaya.--- Contestó När con una ligera sonrisa. No pasé por alto que esa sonrisa no llegara a sus labios. 
   
   --- ¿A sí que para ayudarlo tengo que estar siempre tocándole? --- Fruncí el ceño, sin llegar a comprenderlo aún. 
   
   Los ojos arrugados y violáceos de När me miraron con un súbito ardor. Su rostro, arrugado y blanquecino, no contenía emoción alguna, sólo un leve vestigio de preocupación en la comisura de sus labios. Una preocupación que, desde luego, no iba por mí. 
   
   --- No, no señorita. --- Murmuró. --- Lo único que él necesita es que no desaparezca de nuevo de su lado. --- En su tono de voz había una ligerísima reprimenda. 
   
   Aquella declaración me pilló por sorpresa. Una oleada de resentimiento traspasó mi piel, haciendo que frunciera el ceño. Yo ya sabía el porque de ese 'de nuevo'. 
   
   Le había hecho mucho daño saliendo a correr al bosque. 
   
   --- Si, sí. Vale, lo entiendo. No volveré a escaparme. Lo siento. 
   
   När asintió levemente, con las comisuras de los labios un poco más hacia arriba. 
   
   Y así, sin más demora, los dos nos pusimos otra vez a la tarea de buscar a Dave por todos lados. Ahora el silencio que nos envolvía era mucho más hondo, mucho más pensativo. Podría haberlo roto, pero yo tenía muchas, muchísimas cosas en las que pensar. 
   
   
   
   
   
                        Fin del capítulo. 
   
   
   
   
   
   
   

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